domingo, 27 de noviembre de 2011
Remembranzas de mi Pueblo
Dicen que los recuerdos, tanto los buenos como aquellos que no lo son tanto, son como trozos de vida que llevamos dentro, prestos para volver a repetir, para volver a vivirlos en cierta manera. ¿Cómo sería la vida sin recuerdos? Sería una vida lineal, vivida siempre en una misma dirección, sin ningún tipo de sensación o emoción que nos invitara a volver a revivir aquellos momentos agradables, a corregir y lamentar los errores pasados, o a añorar y echar en falta a los que se fueron.
Los recuerdos son como marcas, muchas de ellas imperecederas, que el tiempo va dejando en nuestra vida, como hitos que van marcando el tiempo vivido, como referencias sin las cuales la vida sería completamente distinta.
No son muchos, por más que me esfuerce en intentarlo, los recuerdos que tengo del pueblo donde nací.
Afortunadamente, los recuerdos de la infancia son casi siempre felices y agradables, aunque los tiempos en que se vivieran, años 50, estuvieran condicionados por determinados factores y circunstancias en las que no es preciso entrar en este momento. De otra manera, al ser esta etapa de la vida fundamental para el futuro desarrollo de la persona adulta, se vería ésta seriamente afectada en su evolución posterior.
No es objeto de mi escrito disertar sobre estos aspectos, que con toda seguridad otros lo harán mejor que yo. Sólo pretendo con esto dejar patente la importancia y el valor que yo le doy a los primeros años de mi vida, años vividos en Guadramiro, nuestro pueblo.
Son ya muchos los años pasados. Hace tiempo ya que los de mi edad nos dimos cuenta de que el tiempo corría demasiado precipitadamente, y que quedaron ya muy atrás las ansias de querer crecer deprisa para ser mozo, para que nos dejaran entrar al baile del señor Quico Zapatero, para ir a la mili como los quintos, para poder ir a las fiestas de los pueblos cercanos, para echarnos novia, o para poder fumar un cigarrillo sin tener que escondernos.
Ahí aprendí las primeras letras en la escuela de D. Primitivo y fui a la misa de D. Iñigo. Por los alrededores corrí como los demás chavales de mi época, a todos los tengo presentes, aunque son pocos a los que he vuelto a ver.
Ahí quedaron también, pese a mi temprana edad, algunas ilusiones y sueños con nombre de mujer, que evidentemente no voy a desvelar. Hoy serán ya señoras respetables y madres de familia.
Podría decir muchos nombres de gente que me vienen a la mente, como reminiscencias y evocaciones, como líneas sueltas de un texto que no acaban de tener sentido propio, al faltarle la imprescindible correlación y unidad entre ellas.
A pesar de todo, a pesar de que cuando la vida, a muy temprana edad, me llamó hacia otros lugares, y de que en ese querido pueblo tan sólo quedaron los abuelos descansando para siempre en el camposanto junto a esa querida e inolvidable ermita de S. Cristóbal, nunca olvidaré al pueblo donde nací.
En las escasas ocasiones que he tenido oportunidad de volver, he vuelto a recorrer sus calles. He vuelto a visitar su iglesia y su ermita. Me he vuelto a subir en el altar para ver hasta donde le llegaba con la mano extendida a esa magnífica imagen denuestro santo patrón. He comprobado con satisfacción las evidentes y ostensibles mejoras en sus calles y en sus plazas, conservando al tiempo ciertos rincones y recovecos, cada uno de los cuales me traen a la mente un recuerdo imperecedero.
La Plaza, con sus bailes de fiesta y de bodas, el Pozo Abajo, que se veía desde mi puerta, y donde tantas veces fui a por agua, El Palacio, y la espera del coche de línea por las tardes, lugar de reunión de chicos y chicas, las escuelas, y sobre todo, por la lástima que me da que se esté muriendo, ese árbol gigantesco que está frente a la iglesia. Todo tiene su fin, y a buen seguro, ese árbol, si hablar pudiera, nos contaría a todos muchas más cosas del pueblo que entre todos podamos conocer.
Gracias a vuestra revista, que recibo puntualmente, gracias a Albert, que se merece todo el reconocimiento a su esfuerzo en confeccionarla, he podido volver a traer a mi memoria recuerdos que creía olvidados. He podido volver a ver fotos antiguas de cuando yo andaba por ahí, y modestamente, he podido a través de estas líneas, mostrar mis sentimientos hacia este pueblo, nuestro pueblo.
Muchos de vosotros no me conocéis, yo a vosotros tampoco, pues los años han ido pasando muy deprisa. Muchos habéis nacido en estos 45 años que me marché. Otros, es ley de vida, se han ido para siempre. Para todos, un saludo y un recuerdo.
Están aún lejanas las fechas de la fiesta de S. Cristóbal. Me gustaría recordarlas de nuevo con vosotros. Sé que ahora son distintas, por eso quisiera compararlas con aquellas otras más sencillas de mi infancia, que se limitaban a la celebración de la misa en la ermita, y un vino en la plaza ofrecido por el Ayuntamiento.
Tal vez un día haya ocasión.
Mientras tanto, un saludo cordial para todos mis paisanos.
Francisco Vicente de la Cruz
Llega la navidad
La primera celebración navideña en la que se montó un belén para la conmemoración del nacimiento de Jesucristo fue en la Nochebuena de 1223, realizado por San Francisco de Asís, en una cueva próxima a la ermita de Greccio (Italia). La escena del nacimiento de Cristo no fue representada con figuritas y miniaturas de objetos cotidianos, como hacemos actualmente,1 ni con personas, aunque para la ocasión San Francisco sí utilizó animales. Se celebró la misa nocturna acompañada de una representación simbólica de la escena del nacimiento, mediante un pesebre (sin niño) con el buey y la mula, basándose en la tradición cristiana y los Evangelios apócrifos, así como en la lectura de Isaías: "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne" (Is. 1,3). Estos animales ya aparecen en el pesebre del siglo IV, descubierto en las catacumbas de la Basílica de San Sebastián de Roma, en el año 1877. Cuenta San Buenaventura en su "Legende de Santi Francisci" que tras celebrar la misa el sacerdote sobre el pesebre2 (utilizándolo como altar), San Franciso cantó el Evangelio y realizó la predicación sobre el nacimiento de Cristo, hijo de Dios, en circunstancias tan humildes como las que en aquel momento se reproducían (es decir, en una fría noche de invierno, en el interior de una cueva, resguardado en el lugar donde comían los animales que, junto al Niño, lo calentaban con su aliento, causando una enorme emoción entre los asistentes, de tal forma que el señor del lugar, Juan de Greccio "aseguró que vio un hermoso niño dormido en el pesebre, que el padre Francisco cogió en sus brazos y lo hizo dormir"3 Se supone que tras esta primera ocasión, que más que un belén puede asimilarse a un drama litúrgico4 se fue popularizando la instalación de belenes en las iglesias durante la Navidad, con figuras de terracota, cera o madera en vez de seres vivos.
Giotto, la institución del belén en Greccio
Antes de la celebración de Greccio existen muchos antecedentes de representación plástica del nacimiento de Jesús, tanto en las Catacumbas romanas (lo que da idea de su relación con el cristianismo primitivo)5 como en las iglesias y otros lugares relacionados con el culto religioso cristiano. Los antropólogos e historiadores relacionan directamente las figuras del belén con diferentes objetos de culto de formas antropomórficas y animales, desde las Venus prehistóricas6 hasta las pequeñas esculturas griegas llamadas tanagras,7 pero muy especialmente por el culto romano a los dioses del hogar (lares) que se realizaba también mediante pequeñas esculturas con forma humana y que se custodiaban en el larario8
En todo caso, a partir del siglo XIV, (fundamentalmente a través de los monjes franciscanos, cuya regla consistente en estricta pobreza, humildad, sencillez y cercanía al pueblo -frente a órdenes más ricas, "aristocráticas" y cercanas al poder político- se avenía muy bien con el humilde nacimiento del Mesías, por lo que usaron su representación como elemento de predicación, considerándose por tanto el pesebre un invento franciscano, cultivado especialmente por éstos y por sus las restantes órdenes franciscanas, como las clarisas y los capuchinos) el montaje de los belenes por Navidad se consolidó como tradición en la península itálica y fue pasando al resto de Europa, al principio como práctica eclesiástica, posteriormente aristocrática y finalmente popular. Sucedió de esta forma en España, ya que cuando a mediados del siglo XVIII el rey de Carlos VII de Nápoles pasó a ser rey de España, promovió la difusión de los nacimientos entre la aristocracia española, llegando posteriormente a la práctica popular en la toda España y en América.9
En el siglo XVIII en América, tras la disolución por decreto papal de la orden de los jesuitas, los franciscanos ocuparon su lugar y usaron los belenes como método de evangelización. Allí son habitualmente anacrónicos, ya que incluyen animales y plantas americanas, que en Palestina no se conocían en tiempos de Jesús, como los guajolotes, magüeyes y nopales; pero que recuerdan el carácter rural de la escena. Esta peculiaridad se debe también a que en la parte latinoamericana situada en el Hemisferio Sur del planeta, en Navidad no se celebra el solsticio de invierno, sino el del verano, por lo que el clima y los productos agrícolas sudamericanos son muy diferentes a los europeos y palestinos10
Los países belenistas son, en Europa: España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Austria, Hungría, Chequia y Eslovaquia y Polonia; asimismo son construidos en toda Sudamérica y en la actualidad en los Estados Unidos. La tradición de las iglesias protestantes no es aficionada al belén, por su origen iconoclasta.
A partir del siglo XV se generalizó la costumbre del belén. En 1465, en el Renacimiento, se fundó en París la primera empresa fabricante de figuras de belén. En Alcorcón se creó el primer taller belenista peninsular en 1471, y tenía influencias de Inglaterra que no llegaron al taller belenista hasta 1501. El tercer en producir figuritas belenistas fue la República de Siena en 1475, de estilo renacentista. El cuarto país en crear figuritas belenistas fue Portugal en 1479, la primera fábrica, que se encontraba en Lisboa, fue quemada por los martinistas en 1835. Cuando Inglaterra adoptó el anglicanismo, las figuritas belenistas son quemadas, y debido al rechazo a los íconos, en 1601 se hizo un decreto, la "Bethelem Ban", y quien no lo cumpliera sería condenado a muerte; en el siglo XIX con la consolidación de la tolerancia religiosa, se levantó esa condena. La popular "Fira de Santa Llúcia" de Barcelona, de venta de figuras y objetos para el belén, existe por lo menos desde 1786. Cataluña, Murcia y Madrid, durante el siglo XX, eran centros donde se fabricaron más de cuatrocientos millones de figuras de belén. En la actualidad existen numerosos talleres artesanales en Cataluña, Murcia, Andalucía y algunos otros en el resto de España que continúan haciendo figuras, que son conocidas y apreciadas en todo el mundo.
En el siglo XIX apareció el arte (o afición artesana) del belenismo, que en general se practica a través de Asociaciones Belenistas, la primera de las cuales fue la de Wenns (Tirol, Austria) en 1860;11 aunque se cree que en Barcelona ya existía una asociación belenista anterior a esta fecha, su creación oficial es en 1863;12 en todo caso, y puesto que la asociación de Wens desapareció al cabo de un año de su fundación, la barcelonesa es la asociación con actividad en la actualidad más antigua del mundo. La asociación internacional es la Universalis Foederatio Praesepistica (UN-FOE-PRAE), fundada en Barcelona en 1952 y sede actual en Roma (Italia).
miércoles, 9 de noviembre de 2011
PEPITA CALLES
Querido ¡ álamo viejo!
Querido ¡ álamo viejo!
Que, doliente y malherido,
A pesar de tus achaques
Aguantas firme y erguido.
Tu robusta fortaleza
Sobrevive a los vaivenes
Del tiempo, que hace su oficio
Y ha clareado tus sienes.
Eres símbolo perpetuo
Del pueblo de “Guadramiro”
Y delante de la iglesia
Siempre estás cuando te miro.
Bajo tus ramas frondosas
Nos acogiste de niños,
Y luego, de adolescentes
El amor nos hizo guiños.
Eres como un estandarte
Ondeando siempre al viento,
Mirando frente a la iglesia
Oras con recogimiento.
Cuando escuchas en la torre
Cómo tocan las campanas,
Contento tú le respondes
Zarandeando tus ramas.
Viejo árbol centenario
Donde los pájaros duermen,
Y tú le cantas la nana
Con un lenguaje que entienden.
Que los vientos no te dañen
Ni los rayos te derriben,
Que la gente de este pueblo
Siempre te cuide y mime.
Porque eres parte vital
Y un simbólico elemento,
Que, lo mismo que la iglesia
Eres también monumento.
Sigue dándonos cobijo
Como padre acogedor,
Que goza viendo a los hijos
Que están a su alrededor.
No te rindas todavía
Y no te des por vencido,
A pesar de que te encuentres
Tan maltrecho y malherido.
Que mientras corra en tus ramas
La savia que te da vida
Tú seguirás aguantando
Con la copa bien erguida.
Querido ¡ álamo viejo!
Que, doliente y malherido,
A pesar de tus achaques
Aguantas firme y erguido.
Tu robusta fortaleza
Sobrevive a los vaivenes
Del tiempo, que hace su oficio
Y ha clareado tus sienes.
Eres símbolo perpetuo
Del pueblo de “Guadramiro”
Y delante de la iglesia
Siempre estás cuando te miro.
Bajo tus ramas frondosas
Nos acogiste de niños,
Y luego, de adolescentes
El amor nos hizo guiños.
Eres como un estandarte
Ondeando siempre al viento,
Mirando frente a la iglesia
Oras con recogimiento.
Cuando escuchas en la torre
Cómo tocan las campanas,
Contento tú le respondes
Zarandeando tus ramas.
Viejo árbol centenario
Donde los pájaros duermen,
Y tú le cantas la nana
Con un lenguaje que entienden.
Que los vientos no te dañen
Ni los rayos te derriben,
Que la gente de este pueblo
Siempre te cuide y mime.
Porque eres parte vital
Y un simbólico elemento,
Que, lo mismo que la iglesia
Eres también monumento.
Sigue dándonos cobijo
Como padre acogedor,
Que goza viendo a los hijos
Que están a su alrededor.
No te rindas todavía
Y no te des por vencido,
A pesar de que te encuentres
Tan maltrecho y malherido.
Que mientras corra en tus ramas
La savia que te da vida
Tú seguirás aguantando
Con la copa bien erguida.
PEPITA CALLES
LA FUENTE DEL POZO ABAJO
La fuente del pozo abajo
fue una fuente popular,
donde la gente del pueblo
iba el cántaro a llenar.
En los tiempos del ayer
agua corriente no había,
solamente había dos fuentes
y el pueblo se abastecía.
Allí se hacían tertulias;
y las mozas se reían
dando con garbo a la bomba
mientras el agua salía.
¡Que bonita procesión!
por la tarde y la mañana
cada cual cargado el cántaro
iba a la fuente por agua.
Hoy con los tiempos modernos
ya nadie acude a la fuente,
porque todos los vecinos
tienen el agua corriente.
Y ahora está sola la fuente;
muy sola, sin compañía,
ya nadie acude hasta ella
ni de noche ni de dçia.
Como símbolo de ayer
forma parte de la historia
del pueblo de Guadramiro
que la lleva en su memoria.
Yo hoy volví de la ciudad
donde me fui ya hace tiempo,
y al pasar cerca de ella
sentí al verla un gran contento.
Los recuerdos del ayer
a mi mente me volvieron,
cuántos cántaros llené
y cuantos se me rompieron.
Me acerqué a darle a la bomba;
y al ver el agua salir,
una ilusión olvidada
de pronto empecé a sentir.
La tienen tan bien cuidada...
que causa gozo el mirarla,
y mas, al como sale
todavía el chorro de agua.
Solo me faltaba el cántaro
aquel, que hoy solo es recuerdo
ya ha dejado de existir
como tanto en este pueblo.
La fuente del pozo abajo
fue una fuente popular,
donde la gente del pueblo
iba el cántaro a llenar.
En los tiempos del ayer
agua corriente no había,
solamente había dos fuentes
y el pueblo se abastecía.
Allí se hacían tertulias;
y las mozas se reían
dando con garbo a la bomba
mientras el agua salía.
¡Que bonita procesión!
por la tarde y la mañana
cada cual cargado el cántaro
iba a la fuente por agua.
Hoy con los tiempos modernos
ya nadie acude a la fuente,
porque todos los vecinos
tienen el agua corriente.
Y ahora está sola la fuente;
muy sola, sin compañía,
ya nadie acude hasta ella
ni de noche ni de dçia.
Como símbolo de ayer
forma parte de la historia
del pueblo de Guadramiro
que la lleva en su memoria.
Yo hoy volví de la ciudad
donde me fui ya hace tiempo,
y al pasar cerca de ella
sentí al verla un gran contento.
Los recuerdos del ayer
a mi mente me volvieron,
cuántos cántaros llené
y cuantos se me rompieron.
Me acerqué a darle a la bomba;
y al ver el agua salir,
una ilusión olvidada
de pronto empecé a sentir.
La tienen tan bien cuidada...
que causa gozo el mirarla,
y mas, al como sale
todavía el chorro de agua.
Solo me faltaba el cántaro
aquel, que hoy solo es recuerdo
ya ha dejado de existir
como tanto en este pueblo.
PEPITA CALLES
PUEBLO MIO
Cada muerto es un silencio;
y el pueblo en su languidez
se siente mas triste y solo
viviendo ya su decrecer.
Cada tañer de campanas
es un lamento temido,
una vida que se va
y un lamento contenido
Cuando era fiesta, tocaban
repicando de alegría,
por los rincones del pueblo
su radiante eco se oía .
Y ahora al cerrarse una puerta
es otra casa vacía ,
echó el cerrojo la muerte
al irse de ella la vida .
“Pueblo mío que te vas
sumergiéndote en la nada,
cada vez que me despido
llora en silencio mi alma
Cuando se acerca la noche,
tu silencio me conmueve,
ausente de juventud
que es la que todo lo puede.
Se hicieron hombres los niños
que por tus calles corrían,
a otros lugares se fueron
donde estarán todavía
Quizá ya se han olvidado
que tu le diste la vida,
que tu calmaste su sed
que de tu tierra comían.
Y es que el mundo es tentador
y a todos ,su voz nos llama,
ansiosos de libertad
y aventura, nos atrapa.
Con tentáculos de lujo,
diversiones y demás,
nos engancha de tal forma
que no nos deja escapar
Y poco a poco nos va
atrapando entre sus redes
y aunque te quieras salir
te das cuenta que no puedes
Desde esa cárcel de oro
donde se entró voluntario,
te acuerdas de la niñez
y de tu pueblo lejano.
Pero te falta el valor
el coraje y el cariño
que le debes a ese pueblo
que te dio todo de niño.
Te dio sus calles y plazas
donde solías correr,
agua de sus manantiales
y pan blanco que comer.
Te dio la lluvia y el viento
que acariciaban tu cara,
y una alegre juventud
para que tu la gozaras.
Por eso el día que te fuiste
al pueblo heriste en el alma.
si se va la juventud
la vida también se acaba.
Pues la juventud es vida
es la luz de la esperanza,
cada joven que se va
es una luz que se apaga.
Si no se escuchan sus risas
sus juegos y algarabías,
el pueblo queda sumido
en triste melancolía.
¿Quién entonces curará
esos males de vejez?...
¡escucha a sus viejas piedras
que te llaman otra vez!
Abrir pues ,bien los oídos
y escuchar al corazón,
no dejéis que muera solo
el pueblo que vida os dio.
Que sus paredes aun guardan
el eco de vuestra risa
y las campanas aun tocan
el domingo para oír misa.
Este pueblo que está herido
de una inmensa soledad,
espera de tu visita
para poderse alegrar.
¡Hijo tú de “Guadramiro”
que por esos mundos andas!
escucha la voz del pueblo
que con nostalgia te llama.
Desvuélvele la sonrisa
que con tu ausencia ha perdido,
alivia su decadencia
y no lo eches en olvido.
Cada muerto es un silencio;
y el pueblo en su languidez
se siente mas triste y solo
viviendo ya su decrecer.
Cada tañer de campanas
es un lamento temido,
una vida que se va
y un lamento contenido
Cuando era fiesta, tocaban
repicando de alegría,
por los rincones del pueblo
su radiante eco se oía .
Y ahora al cerrarse una puerta
es otra casa vacía ,
echó el cerrojo la muerte
al irse de ella la vida .
“Pueblo mío que te vas
sumergiéndote en la nada,
cada vez que me despido
llora en silencio mi alma
Cuando se acerca la noche,
tu silencio me conmueve,
ausente de juventud
que es la que todo lo puede.
Se hicieron hombres los niños
que por tus calles corrían,
a otros lugares se fueron
donde estarán todavía
Quizá ya se han olvidado
que tu le diste la vida,
que tu calmaste su sed
que de tu tierra comían.
Y es que el mundo es tentador
y a todos ,su voz nos llama,
ansiosos de libertad
y aventura, nos atrapa.
Con tentáculos de lujo,
diversiones y demás,
nos engancha de tal forma
que no nos deja escapar
Y poco a poco nos va
atrapando entre sus redes
y aunque te quieras salir
te das cuenta que no puedes
Desde esa cárcel de oro
donde se entró voluntario,
te acuerdas de la niñez
y de tu pueblo lejano.
Pero te falta el valor
el coraje y el cariño
que le debes a ese pueblo
que te dio todo de niño.
Te dio sus calles y plazas
donde solías correr,
agua de sus manantiales
y pan blanco que comer.
Te dio la lluvia y el viento
que acariciaban tu cara,
y una alegre juventud
para que tu la gozaras.
Por eso el día que te fuiste
al pueblo heriste en el alma.
si se va la juventud
la vida también se acaba.
Pues la juventud es vida
es la luz de la esperanza,
cada joven que se va
es una luz que se apaga.
Si no se escuchan sus risas
sus juegos y algarabías,
el pueblo queda sumido
en triste melancolía.
¿Quién entonces curará
esos males de vejez?...
¡escucha a sus viejas piedras
que te llaman otra vez!
Abrir pues ,bien los oídos
y escuchar al corazón,
no dejéis que muera solo
el pueblo que vida os dio.
Que sus paredes aun guardan
el eco de vuestra risa
y las campanas aun tocan
el domingo para oír misa.
Este pueblo que está herido
de una inmensa soledad,
espera de tu visita
para poderse alegrar.
¡Hijo tú de “Guadramiro”
que por esos mundos andas!
escucha la voz del pueblo
que con nostalgia te llama.
Desvuélvele la sonrisa
que con tu ausencia ha perdido,
alivia su decadencia
y no lo eches en olvido.
PEPITA CALLES
LAS CIGUEÑAS DE LA TORRE Y DE LA ERMITA
De la torre y de la ermita
a la charca de la dehesa,
se pasa el día volando
la cigüeña blanca y negra.
A media tarde se ve
con las alas desplegadas
sobrevolando los campos
buscando lagunas claras.
“una ración de culebra”
otra “de gorda rana”
le da igual un saltamontes
todo gusta a la nidada.
Que en el nido a ella la esperan
Dos hambrientos cigoñinos,
¡como comen los tragones!
-piensa ella en el camino-.
Mañana cuando amanezca
otra vez a la laguna,
a la charca de la dehesa
a buscar ración segura.
Que estamos en primavera
y está que revienta el campo,
si verde ha venido Abril
¡que florido vendrá Mayo!.
A la torre y la ermita
desde no sé, cuantos años,
vuelven siempre las cigüeñas
de sus países lejanos.
Que huyendo del frío invierno
se van a tierras más cálidas,
por eso cuando ellas vuelven
es que el invierno se acaba.
¡que gozo! Cuando las veo
en la torre de regreso,
trayendo en el pico ramas
para su nido desecho.
En primavera y en verano
son las reinas de los cielos,
de los campos de mi tierra
que alegres las recibieron.
¡que fieles son las cigüeñas
del pequeño pueblo mío!
que regresan cada año
a la torre y a su nido.
Lo mismo que las cigüeñas
yo también emigraré,
y lo mismo que ellas vuelven
yo espero también volver.
De la torre y de la ermita
a la charca de la dehesa,
se pasa el día volando
la cigüeña blanca y negra.
A media tarde se ve
con las alas desplegadas
sobrevolando los campos
buscando lagunas claras.
“una ración de culebra”
otra “de gorda rana”
le da igual un saltamontes
todo gusta a la nidada.
Que en el nido a ella la esperan
Dos hambrientos cigoñinos,
¡como comen los tragones!
-piensa ella en el camino-.
Mañana cuando amanezca
otra vez a la laguna,
a la charca de la dehesa
a buscar ración segura.
Que estamos en primavera
y está que revienta el campo,
si verde ha venido Abril
¡que florido vendrá Mayo!.
A la torre y la ermita
desde no sé, cuantos años,
vuelven siempre las cigüeñas
de sus países lejanos.
Que huyendo del frío invierno
se van a tierras más cálidas,
por eso cuando ellas vuelven
es que el invierno se acaba.
¡que gozo! Cuando las veo
en la torre de regreso,
trayendo en el pico ramas
para su nido desecho.
En primavera y en verano
son las reinas de los cielos,
de los campos de mi tierra
que alegres las recibieron.
¡que fieles son las cigüeñas
del pequeño pueblo mío!
que regresan cada año
a la torre y a su nido.
Lo mismo que las cigüeñas
yo también emigraré,
y lo mismo que ellas vuelven
yo espero también volver.
PEPITA CALLES
¡ AMOROSA QUIETUD !
Tanta quietud estremece el alma. El silencio se adueña de todo y solo el sonido de las esquilas del rebaño, van animando el camino. El polvo que levantan al pasar formando una densa nube, se desvanece al momento. La tarde va cayendo sobre el campo, que recibe a la penumbra como un bálsamo después de los rigores del día; y la noche, ya anunciada, se cubrirá con su manto de estrellas plateadas tan brillantes e infinitas, que invitan a pensar y como no, a soñar.
Aquí, en esta tierra mía donde me acoge como madre amorosa, cada vez que vengo a ella, me siento llena de una fuerza interior. Siento ,que sus piedras milenarias me arropan y me llenan de fortaleza. Y que, al calor de su querencia me hace comprender que no he perdido mis raíces. Soy un árbol transplantado , que vive en otra tierra. Allí se extendieron mis ramas y han dado su fruto. Y allí, en la inmensidad de la gran ciudad –cosa que en mi juventud no me había ocurrido- ahora, con el paso del tiempo, y cuando los años empiezan a pesar, me siento algo perdida.
Rodeada de tanta gente, he sentido el frío de la soledad. Por eso aquí, hoy mismo, en este atardecer incomparable,
un amoroso remanso de paz llena todo mi espíritu. Y envuelta en este silencio tan lleno de sonidos, cuyo lenguaje solo escucha el alma, he percibido unas sensaciones que con nada se compara. Una inmensa gratitud emana de mí ser y doy gracias a Dios por poder gozar de tanto bien. Que no me falte este refugio donde se alivian todos mis males y se reconforta todo mi espíritu. Que tenga muchos atardeceres para gozar y otras tantas noches para soñar. Y que , cuando vuelva a la gran ciudad, el recuerdo de estos días aminore y dulcifique el ajetreado vivir. ¡Hasta siempre “tierra mía”! que tu recuerdo me acompañe y tu calor me reconforte en mis horas de soledad.
Tanta quietud estremece el alma. El silencio se adueña de todo y solo el sonido de las esquilas del rebaño, van animando el camino. El polvo que levantan al pasar formando una densa nube, se desvanece al momento. La tarde va cayendo sobre el campo, que recibe a la penumbra como un bálsamo después de los rigores del día; y la noche, ya anunciada, se cubrirá con su manto de estrellas plateadas tan brillantes e infinitas, que invitan a pensar y como no, a soñar.
Aquí, en esta tierra mía donde me acoge como madre amorosa, cada vez que vengo a ella, me siento llena de una fuerza interior. Siento ,que sus piedras milenarias me arropan y me llenan de fortaleza. Y que, al calor de su querencia me hace comprender que no he perdido mis raíces. Soy un árbol transplantado , que vive en otra tierra. Allí se extendieron mis ramas y han dado su fruto. Y allí, en la inmensidad de la gran ciudad –cosa que en mi juventud no me había ocurrido- ahora, con el paso del tiempo, y cuando los años empiezan a pesar, me siento algo perdida.
Rodeada de tanta gente, he sentido el frío de la soledad. Por eso aquí, hoy mismo, en este atardecer incomparable,
un amoroso remanso de paz llena todo mi espíritu. Y envuelta en este silencio tan lleno de sonidos, cuyo lenguaje solo escucha el alma, he percibido unas sensaciones que con nada se compara. Una inmensa gratitud emana de mí ser y doy gracias a Dios por poder gozar de tanto bien. Que no me falte este refugio donde se alivian todos mis males y se reconforta todo mi espíritu. Que tenga muchos atardeceres para gozar y otras tantas noches para soñar. Y que , cuando vuelva a la gran ciudad, el recuerdo de estos días aminore y dulcifique el ajetreado vivir. ¡Hasta siempre “tierra mía”! que tu recuerdo me acompañe y tu calor me reconforte en mis horas de soledad.
PERSONAJES ILUSTRES
MIGUEL ANGEL SALGADO FUENTES
La exposición “Paisajes del Reino de León” llega a Salamanca
Escrito por REDACCIÓN Castilla y León oct 2, 2010 Hoy se ha inaugurado la exposición “Paisajes del Reino de León” en la Sala de Exposiciones Municipal de Carbajosa de la Sagrada (Salamanca), ubicada en la 2ª planta de la Casa de Cultura, en el edificio del ayuntamiento de dicha localidad.
La muestra recoge los diferentes paisajes de las tres provincias leonesas, desde Las Arribes charras hasta Babia y desde Tierra de Campos a Sanabria, constando de 21 óleos de diversos tamaños que recogen la diversidad paisajística existente en la región leonesa.
El autor, Miguel Ángel Salgado, nacido en Vitoria en 1983, tiene sus orígenes familiares en el municipio charro de Guadramiro, lo que le ha llevado a realizar esta muestra impulsada por el Colectivo Ciudadanos del Reino de León que ya ha recorrido Benavente, Astorga y Zamora con ocasión del 1.100 aniversario del Reino de León que se conmemora este año. Habiendo sido premiado en diversos certámenes artísticos, Miguel Ángel Salgado es licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco, habiendo obtenido el Certificado de Aptitud Pedagógica por la misma y cursando actualmente el Doctorado en Bellas Artes en dicha universidad.
La muestra se encontrará en Carbajosa de la Sagrada del 1 al 15 de octubre de 2010, pudiendo visitarse la misma en horario de 11 a 13 por la mañana y de 18 a 20 por las tardes. Esperemos sea de su agrado.
INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN
“PAISAJES DEL REINO DE LEÓN”
LUGAR Sala de Exposiciones Municipal de Carbajosa de la
Sagrada. (2ª planta de la Casa de Cultura)
HORA 11 horas
PERSONAJES ILUSTRES
VICENTE CASADO
Vicente Casado matador de novillos toros, de Guadramiro (Salamanca) debuto con picadores en el año 1965, con 24 años , toreando con Palomo Linares, Pedrin Benjumea, Sánchez Bejarano, Manuel Alba “El Bala “ y el famoso José Mata “El Canario” así como con Adolfo Rojas, y Chanito entre otros muchos.
Mató varias novilladas picadas y se retiro del toreo por no encontrar algún buen apoderado, y por los tiempos tan difíciles que corrían por los años 60.
Toreó importantes tardes en buenas plazas saliendo a hombros de las más destacadas.
De un toreo clásico, profundo y con valentía, dejó los toros y perdimos los aficionados un gran maestro. Destacamos la bien presentada corrida toreada en Salamanca con Gabrielito de la Casa y Aurelio García Higares (Padre)los novillos mas de 400 kilos eran de Abacuc Cobaleda, cortando una oreja en cada toro saliendo por la puerta grande.
También en Plasencia con Pedrin Benjumea y Sánchez Bejarano, pusieron la Plaza Bocabajo, saliendo los tres espadas a hombros en gloriosa tarde.
Las fotos hablan por si solas.
Apoteósica y para el recuerdo la corrida toreada por estos tres grandes de la época Palomo Linares, Pedrin Benjumea y Vicente Casado que torearon en Tarayuela (Cáceres) cortando Vicente cuatro orejas y rabo, Palomo Linares tres orejas y rabo y Pedrin tres oreja y rabo,
PERSONAJES ILUSTRES
JUAN ANDRES GALAN CALLES
Biografía
Juan A. Galan es un guionista cinematográfico y autor de otras siete novelas de acción, incluidas:
'El Espia', 'U.S Marshal', 'Bienvenido señor Cura', 'Skywatch', 'La Carta' y 'El Guardian del norte'.
Actualmente, vive en el sur de California, compartiendo su tiempo libre en España.
Dirección de correo electrónico: johngalan55@hotmail.com
SU ULTIMO LIBRO
En noviembre del 1577 el famoso y temido pirata español, Tiburón Rojo, es apresado por soldados de la corona española y llevado, en compañía de sus hombres, a la prisión de la isla de Auruga. El gobernador de la isla le ofrece dos opciones. La primera: la horca. La segunda: salvar su vida y la de sus hombres, si accede a enfrentarse al capitán Williams Drook, quien por orden expresa de la reina Isabel I de Inglaterra navega hacia aguas del mar Caribe, con la orden de asaltar cuantos barcos y puertos españoles encuentre en su camino. El capitán Drook navega con cinco barcos y 180 hombres. Tiburón Rojo solamente dispone de un galeón, pero aun así intentará detener al capitán inglés y saldar viejas cuentas pendientes entre ambos.
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