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Lamento por Guadramiro

Guadramiro , a cuya torre vemos cada día tras sus campanas una mirada mas triste, y cada golpe de campana es una lágrima, un llanto, un grito implorando ayuda, una pena que ya no puede contenerse mas, porque ve que se le va la gente, se le van sus hijos, que le abandonan y quedará solo ante el peligro, con una ermita que le mira dia a dia, una ermita que guarda a su vera las almas de quien no le abandonaron, cobijandolas bajo su ala izquierda para que echen a volar a pedir esa ayuda que los vivos no le proporcionamos. Y sobre su espadaña posa una de las últimas moradoras de mi pueblo, la cigüeña, la que lleva la historia de nuestro pueblo reflejada en sus colores, el blanco del esplendor pasado y el negro del oscuro futuro, un animal sabio que con su pico translada el llanto de mi pueblo, la agonía bajo la cual sollozan la Ermita, la torre, la iglesia, la antigua escuela ...de todos los edificios que caen como lágrimas de una madre o una abuela que ve marchar a sus hijos y nietos y que no saben en cuanto tiempo no los volverá a ver.

Carlos Javier Salgado Fuentes

martes, 22 de marzo de 2011

---- NUESTRA TORRE CENTENARIA




La torre de Guadramiro fue construida en la época de los Reyes Católicos, entre los siglos XIV - XV.

Su estilo es claramente Isabelino, también llamado plateresco, hispano-flamenco, o estilo de los Reyes Católicos. Es un estilo que representa la transición entre el gótico final y el renacimiento inicial. Éste, introduce varios elementos decorativos y una constante ornamentación con bolas.

La torre de Guadramiro parece ser que se edificó para desempeñar dos funciones; una como campanario de la futura iglesia de El Salvador, la cual se construyó años después a su linde. Y otra, como fortaleza y defensa del palacio de los Marqueses de Castellanos que se localizaba muy cerca de la torre.

La situación de la torre fue bien elegida, ya que se encuentra edificada sobre un altozano que presenta el terreno natural si observamos el relieve del casco urbano.

No es la zona más elevada de los alrededores, ya que Guadramiro se encuentra situado entre cuatro cerros de mayor entidad que éste, los cuales sirven un poco de cobijo al caserío del pueblo. Pero no hay duda que dentro de los límites que conforman el casco urbano, la torre se erige sobre el lugar de mayor elevación ocupando además el centro de la villa.

Esta construida toda de cantería de granito, con piedras bien labradas y regulares, siendo de mayor tamaño las cercanas a la base como es normal.

Las dimensiones de la base son (…) metros por (…) metros, ocupando un área de (…)metros, y la altura de la torre es de (…)metros.

Esta torre no es nada común, tiene varias peculiaridades que la hacen ser única e inconfundible con otras:

Primeramente cabe citar su gran anchura frontal; que se corresponde con la anchura total del cuerpo de la iglesia.

La estructura es otra característica distintiva de esta fortaleza, siendo rectangular pero con la peculiaridad de estar disminuida a media altura. Este detalle le da un aire más elegante y señorial.

Los arcos también le dan cierta identidad: por la parte frontal (oeste) por el hecho de tener tres arcos para campanas, cuando lo normal es que las torres tengan dos. Y por la parte Este, por donde sale el sol destacan sus dos arcos de tremendas dimensiones. Son dos ventanales nada comunes y poco vistos en torres, tan grandes que se hace imposible imaginar una campana colgada en ellos. Le dan gran estética a la construcción.

Pero lo que la hace destacar es su remate final, su crestería a modo de corona como la mejor de las reinas. Está decorada con unos grandísimos pináculos góticos de dos metros de altura combinados con otros más pequeños con forma de pirámide. Es el único ejemplo en la provincia de Salamanca que presenta estos pináculos con pomas.

Además la torre está continuamente ornamenta en todas sus esquinas y cornisas con bolas, definiéndose claramente el estilo Isabelino. Hay que señalar, que el palacio de los Marqueses de Castellanos, cercano a la torre, y construido en la misma época, presentaba la misma decoración de bolas en vanos y cornisas.

También va rematada con cuatro gárgolas en sus cuatro esquinas en la parte más alta. Durante la Edad Media, las gárgolas se utilizaron como desagües y sumideros a través de los cuales se expulsaba el agua de la lluvia, evitando que cayera por las paredes y erosionara la piedra.

La torre, como hemos dicho antes, se hizo ya pensando en la iglesia que se construiría después y muchos de sus detalles arquitectónicos así lo atestiguan.

Aunque en la actualidad no lo parezca desde el exterior, guarda una bóveda de medio cañón en la parte baja. Inicialmente se podía pasar por debajo de la torre igualmente que por debajo del ojo de un puente. Se hizo para que fuera la puerta principal de acceso a la futura iglesia de El Salvador.

Hoy en día esta puerta está tapada con piedras de las mismas características que las del resto de la torre, pero dejando lugar para una ventana que permite el paso de luz al interior de la bóveda. A pesar de este tapiado se sigue entreviendo el arco que forman las piedras en el exterior. No se sabe si la puerta funcionó durante años o nunca funcionó como entrada, pero cabe señalar que era una entrada amplia, en arco de medio punto y que debía de requerir unas puertas de gran tamaño.

Actualmente, el espacio que se abre bajo la bóveda forma una sala dedicada a la pila bautismal, separada por otra pared y portada del resto de la iglesia. Esta portada se haya decorada con bolas y trenzados en la piedra dignos de ver.

Cercano a la parte central de la fachada Oeste de la torre, justo encima de la bóveda o puerta de entrada surge una pequeña ventana abocinada que va creciendo hacia el Este de la torre para terminar formando una ventana de mayor tamaño . Se trata de una ventana para dar claridad a la futura iglesia y que determinó ya un poco como debería de ser la altura mínima de la iglesia.

Hasta hace bien poco sólo se conocía la puerta de acceso al campanario desde la parte baja. Pero la torre tiene otras tres puertas en la zona Oeste, hoy comunicadas con la iglesia. Dos de ellas se descubrieron en el año 1992 al picar las paredes de la iglesia para mostrar su cantería. Anteriormente habían sido cegadas por razones hoy desconocidas.

Una de las dos puertas descubiertas se localiza a la altura del coro, y comunica con las escaleras de caracol. Esto nos indica que inicialmente se podía subir a la torre o desde la parte baja o desde el coro. Después del hallazgo de nuevo, se puede subir por ambas puertas.

También hay que citar ,que la torre tiene dos ventanas abocinadas en la parte sur para dar luz a las escaleras. Se trata de unas ventanas estrechas dado su carácter militar.

La otra puerta descubierta se localiza en el otro extremo de la parte baja. Forma un entrante hacia la torre y de repente se termina. Esta puerta no es para seguir de frente, sino hacia abajo.

Es una especie de portal secreto, quizás algún día disimulado con algún retablo o armario. En la actualidad se puede comprobar perfectamente que hay un buen hueco en el suelo, por donde entra perfectamente una persona. Luego se ensancha a modo de pasadizo pero a la profundidad de un metro más o menos esta tupido con grava. Quizás debajo de la grava haya una lancha sujetando cierta grava o impidiendo el paso. Pero queda bien claro que ésta, es una salida secreta hacia un pasadizo o hacia una cripta que haya debajo de la torre, según ha comentado algún historiador. O ambas cosas; que desde la cripta salga luego un pasadizo hacia el antiguo palacio.

Todo esto es muy probable, siempre se ha oído decir a nuestros antepasados que existían pasadizos desde la iglesia hasta el palacio, se ha transmitido de boca a boca llegando a nuestros días. Y después de haber descubierto dicha puerta las leyendas se hacen cada vez más veraces.

Era muy normal en la Edad Media este tipo de comunicaciones, unas vías de escape para gente tan importante como los Marqueses feudales, además de ser un fácil camino para ir a rezar a la iglesia sin tener que salir por la calle, con los peligros que conllevaba en esos tiempos. Calles por las que te podías encontrar con mendigos que llegaban a pueblos y gente peligrosa debido al hambre. También era una vía de acceso a la torre o atalaya desde la que se vigilaba cualquier movimiento sospechoso en las inmediaciones al pueblo.

A día de hoy nadie se ha interesado por descubrir o abrir dicho pasadizo, unos por desinterés y otros por desconocimiento, pero esperemos que alguien en no mucho tiempo dé la orden y podamos conocer a ciencia cierta tal enigma.

La torre tiene además un amplio campanario, desde el cual se controlan todos los accesos al pueblo, lo cual es importantísimo para la defensa de un pueblo. Como se ha redactado anteriormente tiene tres arcos en la parte frontal, otros dos grandísimos al Alba, uno en la parte Norte y otro en la Sur.

Actualmente solo hay campanas en la parte frontal. Hay tres campanas, una en cada arco. Una grande, una mediana y otra más pequeña, colocadas como en un podio si ordenamos por tamaño. La grande en la parte central, la mediana a su derecha y la pequeña a su izquierda ocupando el tercer lugar. En sonido son igual.

Anteriormente siempre hubo otras dos campanas más pequeñas colocadas en la ventana Sur , las cuales ahora se hayan rotas en el suelo del campanario, esperando al buen samaritano que logre restaurarlas y colocarlas nuevamente donde siempre debieron estar.

Las tres campanas que permanecen colgadas, piden a gritos su restauración de yugos, machacados por el tiempo y los años al igual que su pesadora, la torre.

Lo mismo sucede con la campana más grande ,que se encuentra rota . Tiene una apertura y no se toca desde hace algún año. Según cuentan, es la que mejor sonaba. La mediana, es muy similar en tamaño y sonido a la grande y es la que se sigue utilizando habitualmente. Muy buena campana, con un toque precioso. La pequeña es de peor calidad y sonido menos agradable.

El toque de campana ha formado parte de la vida cotidiana de Guadramiro, desde tiempos inmemorables. Se puede decir que las campanas hablan a través de sus tañidos, avisando a sus gentes de los acontecimientos cotidianos o extraordinarios más diversos.

A toque de campana se reunían los vecinos a concejo o hacendera, el toque a tormenta alejaba los nublados con las ondas sonoras, el toque a arrebato alertaba inmediatamente a todo el pueblo de un fuego o cualquier desgracia. Servían de aviso para defenderse lo antes posible.

El toque a muerto era estremecedor cuando lo hacían con las dos campanas grandes. Llegaba tan adentro que la gente le entraban ganas de llorar.

Y el repique de campanas anunciaba fiesta, volteaban las tres campanas llenando el pueblo de alegría hasta el último rincón. Se tocaba en las fiestas y en las vísperas también. Provocaban sentimientos imposibles de explicar con su infinidad de toques. Los mayores del lugar no lo pueden olvidar, aquellos toques a corpus y procesiones tan especiales con su toque indescriptible y lleno de sentimiento. Es una pena que se vayan perdiendo estas tradiciones tan importantes y llenas de connotaciones para un pueblo como Guadramiro.

En su día también hubo un reloj mecánico en el campanario. Sobre un gran entablado aun yacente perviven los restos de sus engranajes y maquinaria. Parece ser que el reloj estaba colocado en el ventanal de la parte Norte de la torre.

La torre a lo largo de la historia ha servido de defensa de la villa de Guadramiro como cualquier castillo debido a sus dimensiones y su situación, pero nunca estuvo sola.

Como hemos redactado anteriormente Guadramiro se encuentra situado entre cuatro cerros , y en lo alto de tres de ellos había tres ermitas.

Hoy solo pervive una, la situada al Este del pueblo en el teso de Nuestra Señora del Árbol, la más grande de las que existieron, con dimensiones exageradas para ser una ermita.

Las otras ermitas eran la de San Sebastián al Norte del pueblo, y la de San Cristobal al Oeste.

Las tres estaban situadas estratégicamente en lugares altos sirviendo de vigilancia y comunicación rápida con la torre y el resto del pueblo ante cualquier alerta mediante el sonido de sus campanas. Había cierta relación religiosa-militar en este tipo de construcciones.

Pero la torre no solo se construyó con los fines anteriormente descritos. La construcción de un edificio así era un reflejo de la economía del pueblo, un símbolo de poder y a la vez una seña de identidad como consecuencia del afán de destacar entre el resto de los pueblos y aldeas.

Guadramiro en aquella época era uno de los pueblos con mayor población de la comarca, además destacaba por la cantidad de nobles, hidalgos y clérigos con respecto a otras poblaciones. Todo esto ayudaba a la hora de realizar una obra de tal envergadura, en la cual se involucraba todo el pueblo.

El tamaño y la calidad de estos edificios definían la importancia de los pueblos, además atraía gente y mercados tan importantes en esa época.

La torre de Guadramiro fue durante muchos años la más esbelta de la comarca siendo la referencia en dimensiones y arquitectura. Como se puede comprobar en la actualidad no hay ninguna torre de esta antigüedad que la pueda superar.

Solamente tres torres de la época son similares en muchos aspectos, sin alcanzar, sin embargo, en conjunción a la de Guadramiro. Las torres de Masueco, Pereña de la Ribera y Villavieja de Yeltes son torres del mismo siglo que la de Guadramiro y que claramente marcan un estilo dentro de los límites de la zona Oeste Salmantina.

En las cuatro la estructura es muy parecida y la base prácticamente es igual. La decoración con bolas es idéntica en las cuatro, además de la ventana central para dar luz a la iglesia. Todas ellas tienen tres arcos frontales para campanas. La de Masueco también tuvo tres, pero se taparon posteriormente para darle cierto levante, haciendo luego solo dos arcos.

Estas cuatro torres guardan parecidos muy similares, lo cual indica que durante algunos años, este estilo fue el predominante en la comarca. Un estilo hispano- flamenco muy atractivo si lo comparamos con las sencillas espadañas comunes en el resto de aldeas.

También incita a pensar que el maestro o arquitecto fuera el mismo en las cuatro. Autor hasta hoy desconocido en todas ellas. Se conoce el autor de la iglesia de Masueco pero no el de la torre. Si el maestro hubiera sido el mismo en todas ellas, queda patente que la construcción de Guadramiro fue su obra estelar, quizás también debido a unas mejores condiciones económicas.

Un siglo después , ya a finales del XVI, fueron surgiendo nuevas torres en la comarca, como son las de Vitigudino y Aldeadavila de la Rivera. Éstas, se puede decir que desbancaron en cierta medida a la de Guadramiro, debido a su altura y modernidad. Pero con la ventaja de edificarse muchos años después, con nuevas técnicas y otras características socio-culturales, lo cual le resta valor en comparación a torres como la de Guadramiro , Villavieja, Masueco y Pereña, que permanecieron en pie desde tiempos anteriores elevando el orgullo de sus gentes.

La iglesia de Guadramiro también es de buena factura, destacando por sus dimensiones, pero siempre se ha visto eclipsada por el señorío de su torre. Gómez Moreno dijo del conjunto que únicamente destacaba la torre, al igual que Madoz, a la que se refirió como torre fortísima, coronada con almenas.

Pero la iglesia también esconde obras de gran interés y sus dimensiones nos hablan del pasado de Guadramiro , con capacidad de pueblo grande. Normalmente se refleja en la iglesia el pasado demográfico y la vitalidad de cada pueblo.

La torre de Guadramiro siempre ha sido un símbolo y seña de identidad para los guadramirenses, marcando con orgullo la silueta del pueblo desde la distancia.

Desde hace unos años también se puede observar por las noches debido a su bonita iluminación, la cual nos muestra una de sus imágenes más bellas, que por unos momentos nos hace retroceder con la imaginación en el tiempo ,a cuando Guadramiro fue un verdadero pueblo de pueblos.

Por todo ello, era indiscutible que ocupara un lugar en el escudo de armas de la villa, junto a las cinco flores de lis de los Maldonado, los Marqueses que un día empezaron a escribir la gloriosa historia de este pueblo que tenemos el deber de conservar; empezando por la torre, merecedora ya de una buena restauración que la haga brillar tan blanca y firme como el primer día que se alzó en pie, repicando todas sus campanas para celebrarlo.


A.CALDERON y C.J. SALGADO